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Las tres lesiones más comunes y cómo tratarlas desde casa

Publicado: 1 de Febrero 2018
Vida de mamá
Foto: IG @lamamádelbebé
Foto: IG @lamamádelbebé

En nuestra vida cotidiana es normal que haya accidentes: que nos torzamos el pie, que nos cortemos con un cuchillo cocinando, que nuestros hijos se lastimen haciendo deporte… Muchas veces la lesión es muy pequeña y si la tratamos bien en el momento desde casa podemos evitar que empeore.

 

Sin embargo es muy importante siempre consultar a un médico.

 

Enumeramos tres lesiones comunes y la manera en que podemos tratarlas como mamás:

 

Cortada.

 

Una cortada es la pérdida de continuidad del tejido de la piel, pueden ser superficiales o muy profundas. Cuando son muy extensas probablemente necesiten de puntadas pero si son pequeñas pueden curarse fácilmente. Lo más importante en cualquier caso es evitar la infección lavando con agua y jabón (algunas personas recomiendan el uso de agua oxigenada pero ésta es mucho más agresiva con la piel).

 

Después del lavado se debe cubrir la herida para detener el sangrado, ya sea con una gasa estéril o con una curita (dependiendo el tamaño). En caso de ser necesario (debido a que sea muy profunda o extensa) ir al médico para recibir mayor tratamiento.

 

Esguince.

 

Se da por un movimiento brusco que puede llegar a romper un ligamento. Los esguinces se categorizan en primer, segundo y tercer grado de acuerdo a su gravedad. Un esguince de primer grado (es de menor gravedad) puede empeorar si no se trata adecuadamente y llegar a pasar a ser de segundo o incluso tercer grado. 

 

Lo que se debe hacer es lo mismo que con una fractura: reposo, hielo, compresión (vendaje) y elevación de la extremidad. Generalmente podemos guiarnos en la gravedad del esguince si aparece un moretón o no, en caso de que sí, nos indicará que estamos tratando con una lesión más grave.

 

Los pequeños accidentes forman parte de nuestra vida cotidiana por lo que es muy importante saber atenderlos en el momento de manera adecuada, así podemos evitar que las lesiones empeoren y el dolor que provocan. Además, en muchas ocasiones cuando la lesión es mínima podemos evitar ir al médico y resolverlo desde casa.

 

Claro que siempre que el dolor persista o la lesión sea de mayor gravedad es importante acudir al médico y recibir el diagnóstico y tratamiento que indique.

 

Fractura.

 

Es la pérdida de continuidad de un hueso, la mayoría de las veces se necesita atención médica y radiografía para poder tratarla pero desde el momento en el que sucede hasta que podamos ir a un médico pueden pasar muchas horas o incluso días. Si en este tiempo no hacemos nada, la fractura y el dolor serán mucho más graves, pero si se cumplen estos cuatro pasos se podrá comenzar a ayudar al cuerpo a sanar y evitar empeorar.

 

Lo que debemos hacer es vendar la zona afectada, poner hielo (no directo en la piel sino con un trapo o preferiblemente sobre el vendaje), reposar y elevar la extremidad. Esto aliviará el dolor y evitará que la fractura siga en movimiento y pueda empeorar. El hielo evitará que se siga inflamando y la elevación aumentará el flujo de sangre en la zona.

 

Claro que es importante entender que hay muchos tipos de fracturas, por ejemplo, una fractura expuesta es mucho más grave porque el hueso rompe el tejido de la piel y entonces el sangrado es masivo.

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