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¿Cómo bañar a un recién nacido sin sufrir en el intento?

Publicado: 28 de Febrero 2018
Primeros meses
Foto: IG @burtsbrisplease
Foto: IG @burtsbrisplease

Cuando me convertí en mamá, uno de mis mayores miedos era bañar a mi bebé. Pensaba que esa personita tan frágil y pequeña se me iba a resbalar de las manos, por lo que no dudé en pedir ayuda a las abuelas.

Sin embargo, llegó un día en que tuve que, de todas formas, afrontar ese momento.

No lo voy a negar, tuve que esforzarme para contener todo el miedo y los nervios que sentía, para lograr “disfrutar” ese momento junto a mi bebé. Así que fui mucho más cuidadosa de lo que ya era, y seguí al pie de la letra todos los consejos que me dieron, que ahora te comparto por si te encuentras en “las mismas” que yo.

  1. Mantén la habitación cálida y sin corrientes de aire; así tu bebé no experimentará cambios bruscos de temperatura y evitarás que se enferme.
  2. Ten a la mano todo lo que necesites (jabón neutro, esponja, toalla, agua tibia limpia).
  3. Coloca al fondo de la tina algo que te ayude a evitar que se resbale el bebé, como un tapetito o alguna manta de algodón.
  4. Jamás olvides que el bebé se vuelve resbaladizo cuando está mojado, así que agárralo muy bien.
  5. Siempre prueba con tu codo o mide con un termómetro la temperatura del agua; debe estar tibia.
  6. Nunca, nunca te distraigas mientras estés en el baño y mucho menos lo dejes solo.
  7. Sumerge a tu bebé hasta que el agua le cubra el pecho. Empieza a limpiar su carita y sus orejas.
  8. Lava su cabello con un masaje suave y con un producto que no lastime sus ojos. Enjuaga lentamente.
  9. Lava su cuerpo parte por parte. Recuerda que no hay límite de tiempo. Mientras lo haces puedes cantar o hablar con tu pequeño para que disfruten ambos el momento.
  10. Acomódalo boca abajo sobre tu brazo, de modo que su carita quede fuera del agua,  así podrás lavar su espalda más cómodamente.
  11. Una vez que esté bien enjuagado y no queden restos de jabón. Sácalo y cúbrelo con una toalla suave. Envuélvelo y abrázalo. Seca muy bien cada parte de su cuerpo (en especial la zona del ombligo), de modo que no quede ningún rastro de humedad para que no favorezcas el crecimiento de hongos.

Se recomienda bañar al recién nacido cada tercer día y con productos suaves para cuidar su piel, porque es muy delgada y delicada. Los demás días bastará con limpiarlo con un trapo húmedo y tibio.

 

Fuente: UnityPoint Health Cedar Rapids

 

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