Publicidad

Primeros accidentes: Mi hijo es un guerrero

Publicado: 6 de Febrero 2018
Vida de papá
Foto: Carlos Wollenstein
Foto: Carlos Wollenstein

Ningún papá quiere que le pase nada a su hijo, desde un simple golpecito en la frente hasta algo más grave.

 

​Algunos de nosotros estamos detrás de ellos para cacharlos, o evitar que se peguen.

 

Más en mi caso con gemelos hay que tener cuatro ojos y brazos elásticos.

 

​Esta semana mi hijo se tropezó, como a veces se tropieza, sólo que esta vez fue en el kínder y cerca de un lavabo, extremadamente cerca. La maestra le habló a mi esposa que se había pegado en el ojito, que estaba bien, pero que tal vez necesitaba suturas…

 

WHAT? ¿Qué es tal vez necesita suturas?

 

​Como papá (y mamá más) te imaginas lo peor, una herida de esas de película y chorros de sangre como en Kill Bill. Llegó mi esposa al kínder y pues sí, sí estaba golpeado y con costra en el ojito.

 

Como en el pediatra no suturan a niños tan chiquitos (de casi dos añotes los gordos), nos lanzamos a emergencias donde lo pudieron evaluar, limpiar la herida y hacer que su papá y mamá casi se desmayen cuando la pielecita del párpado se abría en dos.

 

​Así como acabó el doctor, el gordo fue a los brazos de mamá para seguir apuntando a la tele y aplaudir cuando Moana regresó sana y salva a su isla tropical.

 

​Los niños son unos guerreros y el mío además un campeón.

 

Cuando están chiquitos no entienden muy bien dónde están, qué les van a hacer y solo ven a una persona desconocida en pijamas azules que resulta les va a hacer algo que les va a doler, pero ahí siguen, luchando y aguantando.

 

A comparación de los adultos, los niños no le meten la vuelta psicológica a sus golpes o heridas. Es el dolor, es lo que es y siguen con sus vueltas de carro y juegos. Mientras nosotros nos hacemos las víctimas y le echamos triple crema a nuestros tacos para presumirles a nuestros amigos nuestros golpes o huesos rotos para que vean "lo fuertes que somos".

 

La próxima vez que me pase algo digno de presumir me voy a comportar más como mi hijo y voy a sacar mi guerrero juguetón que traigo dentro. A menos que me abra la ceja como él, eso sí es digno de pedir apapachos dobles a mi esposa y un par de días libres en el trabajo.

 

 

Por Carlos Wollenstein para Naran Xadul  

Carlos es papá primerizo de gemelos, niña y niño, suertudo él.  

Productor de profesión y bloguero entre cambios de pañal.  

Egresado como Comunicólogo y publicista de la Universidad de Texas en Austin.  

Mexicano de corazón pero viviendo en el extranjero, aprendiendo día a día el arte de ser papá.  

Sigue sus aventuras en su blog: http://historiasdeunpapa.com/

 

Publicidad
Publicidad
Publicidad