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Está bien sentirte melancólica por que tu hijo se va al kínder

Publicado: 9 de Agosto 2018
Preescolares
Foto IG: native_mamma
Foto IG: native_mamma

Mi hija se va al kinder y no puedo dejar de tener sentimientos encontrados entre el orgullo porque está empezando una nueva etapa en su vida y la tristeza de saber que está creciendo, que ya no es mi bebé, que cada día es más independiente. 

¿En qué momento pasaron tan rápido estos 3 años? Fue en un abrir y cerrar de ojos. 

Siento que apenas la tuve en mis brazos por primera vez, esa pequeñita que me convirtió en mamá y cambió todo mi mundo.

Yo que fui su primer maestra, le enseñé a caminar, a aplaudir, a comer solita, a decir sus primeras palabras, a llamarle a los animales por el sonido que hacen. Hoy se va a un nuevo lugar donde aprenderá muchas más cosas, experimentará y conocerá nuevos amigos. Estoy tan orgullosa.

Y aunque todo mundo me dice que esto es bueno, quiero decirles que eso lo sé, de eso no tengo duda, sé que esto es parte de su proceso, pero no puedo evitar sentirme triste. Sé que los hijos no nos pertenecen, pero es que he pasado los últimos años dedicada por completo a ella, desde el día 1, que hoy estoy muy sentimental. 

Y está bien que me sienta así, porque esas madrugadas alimentándola, meciéndola en mis brazos, no volverán. Esas noches que parecían ser eternas han sido fugaces, han pasado como relámpagos. 

Ahora tendré una niña que me enseñará todo lo que aprendió y me dirá: "Mira mamá, ya soy grande", podrá hacer la mayoría de las cosas solita, y aunque muchas veces pedí tener este descanso, tengo que confesar que el que ya no dependa tanto de mi, me hace sentir incompleta. 

Pero así como mi refrigerador comenzará a llenarse de obras de arte, yo empezaré a regresar a mí, a lo que me gusta, a lo que dejé pendiente, a nuevos proyectos, volveré a encontrarme, al mismo tiempo que mi hija empieza a descubrir su nuevo mundo. 

Está bien sentirnos tristes, porque hemos hecho tanto por ellos, pero mamá, jamás dejarán de necesitarnos, jamás dejarán de llegar a nuestra cama y meterse entre las cobijas, jamás dejarán de pedirnos ayuda, jamás dejaremos de ser su centro ni su lugar más preciado. 

Porque llegaron a este mundo con una mamá y tal vez no duramos para siempre, pero toda nuestra vida eso seremos. 

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