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7 Heridas emocionales de la infancia que perduran cuando somos adultos

Publicado: 26 de Marzo 2018
Criando con consciencia
Foto: IG @mamakish
Foto: IG @mamakish

Hay heridas que  se crean  en la infancia y  que  dejan  marcas emocionales que duran toda la vida, al impactar directamente en su personalidad o en su forma de actuar.

 

Cuando los niños no reciben una atención adecuada, un amor incondicional ni la comprensión de sus seres queridos, van acumulando estas huellas que quedarán impresas en todo su ser. Algunas tienen que ver con la violencia física, pero otras son psicológicas.

 

1. Cuando un niño siente que no es suficientemente bueno para sus padres

Un niño se alimenta de amor y ternura, pero cuando no lo recibe de sus propios padres o familiares, aprenderá a auto rechazarse él mismo. Le costará valorarse y preferirá permanecer solo.

 

2. Violencia física  

Los niños aprenden del ejemplo, son buenos observadores; y si notan que en su casa todo se arregla con violencia física o verbal, asimilarán que es la forma en que deben “arreglar” las cosas. Se vuelven agresivos y les costará trabajo controlar sus emociones.

 

3. Abandono. Dejarlos solos por grandes periodos  

Es una de las heridas más profundas porque genera incertidumbre, miedo, dependencia emocional, inseguridad y tristeza. Normalmente se experimenta por el descuido de los padres al dejarlos solos o con alguien más para su cuidado.  

 

  4. Humillación

Los pequeños experimentan este sentimiento cuando son los protagonistas de burlas, descalificaciones o humillaciones en la escuela (bullying) o en su misma casa. Normalmente, se convierten en personas que padecen depresión o tienen baja autoestima.  

 

5. Traición o cuando no se cumple lo que se promete

Cuando no se cumplen las promesas hechas por los padres a un hijo, se genera un trauma difícil de superar. Tal vez se piense que los niños lo olvidarán, pero es al contrario. Cuando no se cumple algo prometido se genera una sensación de inseguridad, miedo, intolerancia y desconfianza.    

 

6. Injusticia o favoritismo entre hermano

Es más fácil detectarlo en niños que tienen hermanos, donde los padres no tienen un trato igualitario para todos. Cuando pasa esto, los pequeños piensan que no merecen la atención de los demás, lo que causa inseguridad, perfeccionismo compulsivo, trastornos de órden, cinismo o pesimismo. Incluso, de adulto le costará trabajo confiar en los demás.    

 

7. Miedo a lo desconocido

¿Cuántas veces le dices a tu hijo que si sigue llorando se lo llevarán? O que si no se duerme el “coco” vendrá a comérselo… Aunque como papás lo veas como algo sin importancia o un método para que haga caso, sólo estás creando una huella muy profunda al hacer que tu pequeño sea inseguro, temeroso e indiferente.

 

Andrea Brandt,  terapeuta familiar,  señala que  cuando  una  persona vive alguna de estas huellas emocionales es muy probable que aprenda a ocultar parte de su personalidad, lo que puede causar conflictos muy serios en la salud física, emocional y mental.

 

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