5 pasos para dejar de gritar a tus hijos
¿En algún momento de tu vida dijiste “yo no le voy a gritar a mis hijos”? Y tiempo más tarde te sorprendiste y sentiste la culpa de haberlo hecho, ya sea porque perdiste el control, te sentiste frustrada por algo que pasó o porque estabas rebasada emocionalmente…
Existen situaciones que hacen que nos salgamos de nuestro centro, que esos berrinches acaben con nuestra paciencia o la desesperación de que ese pequeño toddler no nos haga caso y haga un drama por un simple cambio de vaso. Pero, también existen algunos consejos que nos ayudarán a recuperar ese autocontrol que tanto necesitamos para guiar a nuestros naranxitos.
Lo sé, el camino no es fácil, pero si avanzamos un paso cada día, ayudará a que tengamos una crianza respetuosa, donde enseñemos a los pequeños una inteligencia emocional que les ayudará no sólo en la niñez, sino también cuando sean adultos. ¿Quieres conocer estos pasos para dejar de gritar a tus hijos?
1. Respira
Realiza ejercicios de respiración siempre, no sólo cuando estés a punto de explotar (que sí son de mucha ayuda), sino también en los momentos de estrés cotidiano, empieza a hacerlo justo antes de que salga ese grito que está naciendo desde el fondo de tu ser. Llena tus pulmones de aire y luego suéltalo despacito.
2. Tómate un tiempo fuera cuando ya no puedas más
A veces nos sentimos tan rebasadas por el estrés, el trabajo, las cosas de la casa y el cuidado de los niños que nos olvidamos de la paciencia y es más fácil que salgan los gritos. Cuando sientas que esto te pasa o que la situación está fuera de control, respira y ve a hacer algo que calme tus emociones, algo que te ayude a recuperar tu autocontrol.
Por ejemplo, puedes elegir un espacio de tu casa como tu sillón favorito y tener ahí un difusor con aceites esenciales, una bocina para escuchar música y hasta un cojín de semillas para relajarte. Ese será tu lugar para regresar a tu centro de forma calmada cuando sientas que ya no puedes más.
3. No te tomes los berrinches personales
Por favor, tu naranxito no lo hace a propósito, ni para hacerte enojar, ni para manipularte. Recuerda que los pequeños están aprendiendo a manejar sus emociones y muchas veces no saben expresar lo que están sintiendo y el único camino que conocen es llorar, gritar o patalear.
Intenta identificar su emoción, demuéstrale que entiendes lo que está sintiendo y enséñale a nombrar ese sentimiento. Recuerda que nosotros somos sus guías y su ejemplo.
4. Ve a tu hijo con curiosidad y trata de entender la situación para evitar activar sus botones
El sueño, el hambre y el sentirse invisible son botones comunes para activar un gran berrinche. Observa a tu hijo y descubre qué está pasando, ofrece opciones que le ayuden a calmar los detonadores y así mantendrás tú también la calma.
5. Pon límites
Recuerda que los límites son importantes porque le dan seguridad a niños y adultos, es una forma de saber lo que va a suceder y las responsabilidades que tiene cada uno.
Además ayudan a los naranxitos a aprender lo que se debe o no hacer en determinadas situaciones, aumentan su sensación de seguridad y protección, tendrán una mejor convivencia con los demás y con ellos mismos.
Lo ideal es respetar esos límites, por ejemplo, si pones horarios para la hora del baño o para ver televisión sé consecuente, firme y congruente.
Con estos pasos podrás construir un vínculo con tus naranxitos donde puedan expresarse de forma respetuosa, aprendan a identificar lo que les pasa y cómo pueden reaccionar ante esa situación en particular.
Recuerda que los gritos pueden dañarlos no solo en el momento, sino a largo plazo, porque muchas veces dejan huellas que son difíciles de sanar.